La derecha más dura de este país está intentando de
todas las formas posibles convertir el sistema social español en un modelo liberal,
donde sólo importa el bienestar personal, previo pago. Lo está haciendo sin
control, desangrando las ilusiones de todo un pueblo.
¿Quien entiende las voces del gobierno que se han
alzado en estos días pidiendo a los empresarios la creación de minijobs para
trabajadores jóvenes? Una de las primeras medidas adoptadas por este gobierno
fue una reforma laboral que se llevó adelante atentando contra los derechos de
todos los trabajadores. Una reforma que supuestamente iba a agilizar el mercado
laboral y crear empleo. ¿Entonces, están reconociendo que su reforma laboral ha
sido un fracaso? Quizás no, puede que este sea uno de los pasos en su afán de
liberalizar el mercado. Crear cientos de puestos de trabajo precarios y
olvidarse ya para siempre de salarios dignos, de convenios y derechos.
Llegará el momento en que cada trabajador tendrá que
negociar como en una feria sus condiciones laborales y si hace falta hacerle
una zancadilla al de al lado para llegar antes y ganar un puesto de trabajo
bajo condiciones injustas y miserables.
Por ahora les ha salido bien la jugada, los grandes
señores del dinero, aquellos ocultos, cuyas identidades jamás conoceremos, los
que se pasean por el parlamento alemán para ver que se cuece y poder mover
mejor el mercado son los que ponen ahora las reglas. Maerkel, Rajoy, Hollande, y
otros son simples peones que se mueven bajo las ordenes del capital y arrastran
con ellos a sus propios pueblos.
Tal como si jugaran al Monopoly, compran y venden
bancos, deuda (a saber a quien y a qué interés) fabrican más trabajadores,
eliminan trabajadores (animan a la emigración) Mientras los ciudadanos,
esperamos, a nada, porque nada pasará, nada bueno por lo menos. Ya no habrá
marcha atrás, no como antes, nunca como antes. Tendremos que conformarnos con un
sistema de salud público precario y con otro, para ricos, que habrá que pagar,
lo mismo que la enseñanza y la cultura.
España ya no será nunca lo que fue, ni nosotros; sin
embargo, ellos habrán hecho el negocio del siglo, destruyendo un sistema de
bienestar social por el que muchos españoles pelearon con todas sus fuerzas. Desde
luego esos hombres no se merecen que estos impresentables se vayan de rositas y
que sus actos queden impunes.