viernes, 4 de mayo de 2012

Revolución por mi padre


En Chile es época de revolución social, yo, que nunca he sido una revolucionaria hoy sí que levanto una bandera por los sin voz, sin voto, sin cara, por los inexistentes "mayores" "abuelos" "viejos"
Levanto una bandera con la cara de mi padre, de 83 años, que mal vive con una jubilación de 145.000 pesos, pagando medicinas, médicos, traslados.
Castigado a vivir sin esperanza, sin calidad de vida, esperando a que le llegue la muerte.
Así vive mi padre con la memoria a veces perdida, consolándose con "nos tendremos que aguantar" como muchos otros que tampoco existen a no ser por un día que a alguno le dé por comerse la ropa o vivir entre basuras. Entonces todos se rasgan vestiduras, acude la televisión gustosa de vender carroña y el caso se transforma en tema nacional todos se recrean en la demencia de un viejo que servirá para rellenar cuarenta minutos de programa para luego volver a comer mierda.
La mala suerte es lo que tiene se adhiere vorazmente a la piel de los pobres, de los viejos, de los excluidos.
Que no se equivoque la gente, hoy no somos todos pobres, querrán decir que los pobres somos más pobres que antes.


Dedicado a Jorge que a sus cuarenta años también sufre de demencia y se olvidó de la tristeza de su padre