¡Qué desgracia la mía! es que debo ser demasiado impaciente.
Sigo sin conseguir seguidores en mi blog.
Esta desilusión sumada al clima hostil en el que vivimos, la decadencia del sistema, del comercio y de casi todo lo que vemos. ¿Porqué no? también tenía que fallar la venta de historias peregrinas.
Me consuela imaginar que la mayoría de los blogueros en sus inicios han debido pasar por lo mismo, incluso aquellos que han llegado a 'dar el pego' han hecho de su blog un filón de oro. Cual tenderete de domingo se atreven con casi de todo; libros, maquetas, juguetes antiguos, seguros, muñecos de goma, porras, porros.
Los peores son los que intentan vender ideas, pero no cualquier idea; sino que, ideas profundas, de esas que de ser absorbidas por nuestro cerebro podrían incluso llegar a modificar la conducta. Este tipo de venta a la larga es la más peligrosa; ya que, una vez puesta en el cerebro del lector, éste, la decora, le agrega nuevos matices y acaba por hacerla suya. Lo cierto es que resulta bastante rentable para políticos y blogueros informados que siempre parecen tener la verdad sobre cualquier cuestión.
Esto produce una relación poco sana entre el lector, que normalmente sabe poco o casi nada o cree saber de todo y ambos se convierten en víctimas de cualquier idea bien escrita. Sólo hay que leer los comentarios de los lectores de blogs para confirmar mi teoría. Debería estar prohibido que un tío que se cree listo comentara ideas con uno que es del todo tonto, porque este se creerá a pie juntillas cualquier cosa.
Esos, no tienen 'perdón de Dios' esto lo utilizo como frase hecha porque soy agnóstica. Aunque he de reconocer que si a cambio de un trabajo me pidieran divulgar que he visto a Jesús o llorar lágrimas de sangre a una virgen no me lo pensaría dos veces. La iglesia lo tiene fácil, si nos dieran empleo en vez de hostias la cosa iría mejor.